En los buenos tiempos del Farça del calvo melifluo, los rivales del equipo rojiazul tenían que jugar contra doce: los once jugadores del club fundado por un suizo, y el árbitro que pitaba el encuentro, tal solía ser la parcialidad del colegiado.
Del mismo modo, en la lucha
contra los golpistas catalanes, los que defendemos a España tenemos un rival
que debería estar de nuestro lado, pero que ni siquiera es neutral, sino que
está con los enemigos de la patria. Me refiero, claro está, al desgobierno
socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, que al igual que sus predecesores
de la misma ideología, nunca ha tenido el menor escrúpulo en compadrear (siendo
suaves) con terroristas y golpistas.
Y para ello no ha tenido empacho
en faltar el respeto al Jefe del Estado, Su Majestad el Rey don Felipe VI, a
quien Dios guarde muchos años. El año pasado, so pretexto de no soliviantar la
situación, no permitió que fuera a Barcelona para el acto de entrega de los despachos
judiciales, que se celebra allí cada año. Éste, el Consejo General del Poder Judicial
ha manifestado que espera que el Gobierno no vuelva a cometer la torpeza de vetar al Rey en Barcelona.
A buen entendedor…
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