Que los separatistas periféricos y la izquierda española son alimañas -no vamos a identificar para que no se sientan molestos los defensores de las hienas, los chacales, los buitres… o las cucarachas- de la misma camada es algo que parece fuera de toda duda. Son tantas las coincidencias en los comportamientos, tan frecuentes las ayudas mutuas, tan reiteradas las complicidades, que parecen el típico caso de hermanos separados al nacer… pero sin irse muy lejos.
Entre estos rasgos comunes está el
priorizar sus objetivos políticos por encima de cualquier otra consideración. En
el caso de la pandemia de la Covid-19, el desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer calló, calló y calló todo lo referente a la
gravedad de la enfermedad, para no enturbiar los aquelarres feminazis a
celebrar el 8 de Marzo. Una vez perpetrados los mismos, entonces sí que se
mostraron dispuestos a decretar el confinamiento, el estado de alarma, la
distancia social y todo lo que hiciera falta.
En una línea similar, ahora nos
enteramos de que el consejo regional de gobierno de Cataluña -dirigido por los
golpistas- ha decidido cancelar las restricciones por el coronavirus con tal de engordar las manifestaciones de esa fiesta a la que llaman la fiesta. No
vaya a ser que los malvados españoles aprovechasen la coyuntura para alegar
una disminución del fervor independentista, cuando en realidad se trataba de un
simple ardor profiláctico.
Ahora habrá que esperar y ver qué
es mayor, si el fervor o el ardor. Aunque, conociendo a la grey necionanista,
mucho me temo que ganará el primero…
Por ello, y por mucho más…
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