Los giliprogres suelen recurrir a la ciencia, o a los científicos, o -cuando ya se quieren poner solemnes- al consenso científico (como si el consenso fuera garantía irrefutable de acertar: la vigente Constitución española fue fruto del consenso -o eso dicen- y no hay más que ver cómo está España cuatro décadas y media después) como argumento de peso cuando quieren intentar zanjar una discusión sobre cualquier tema en general, y sobre el calentamiento global en particular.
Pero cuando los científicos dicen
cosas que no les gustan los descalifican o, al menos, los ignoran. Es lo que
parece haber ocurrido -al menos, no he visto ninguna reacción por parte de los calentólogos-
con la afirmación del Instituto de Tecnología de Massachussets (que digo yo que
de ciencia algo sabrán), que ha certificado que acabar con la energía nuclear aumentaría la contaminación y el número de muertes.
Y mientras, el ecologismo
sandía a lo suyo: aerogeneradores, cierre de centrales nucleares, quema de
carbón y volar en reactores privados, si puede permitírselo.
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