La violencia contra las mujeres es un drama terrible sobre el que no caben bromas. Pero tal circunstancia no debe hacernos olvidar que hay ocasiones en las que se criminaliza a un hombre por el mero hecho de ser hombre.
Si es el padre el que se tira por
la ventana con un hijo, el hombre ha matado al niño. Pero si es una mujer quien
lo hace, el titular suele ser que una mujer se arroja al vacío con un
niño. Porque, claro está, si quien le precipita hacia el suelo a una
aceleración constante de nueve con ocho metros por segundo (aproximadamente) es
una mujer, es seguro que la criatura sobrevivirá completamente ilesa.
Y claro, si el padre ha sufrido maltrato, denuncias falsas -incluida una por supuesto abuso sexual a la menor- y hasta dos presuntos intentos de asesinato que aún están bajo investigación, las
reacciones de las feminazis oscilan entre no creerle o justificarlo porque algo
habría hecho.
Al fin y al cabo, es hombre, ¿no?
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