martes, 11 de abril de 2023

Reflexiones atemporales CL – Me toca las narices estar enfermo

A finales de Febrero pasado, tanto mi padre como yo dimos positivo por COVID. Los últimos de nuestra familia más próxima, y también los dos de mayor edad (no es que me lleve demasiado con mis hermanos, pero mayor que ellos soy). Mi padre se había vacunado cuatro veces (o se había puesto cuatro dosis de la vacuna), y yo sólo dos.

En su caso, los síntomas fueron una cierta desorientación -nos dijeron los médicos que en personas de cierta edad (mi padre tiene ochenta y siete años) es algo habitual, aunque emplearon la palabra demencia, que no me gustó en lo más mínimo-, flemas, mocos y tos, y una ligera fiebre; en el mío, flemas, mocos, ligero dolor articular, cierta pérdida de voz -con ese sentido de la oportunidad que me caracteriza, la manifestación de los síntomas coincidió con un curso que tenía que impartir- y algo más de fiebre (con picos de treinta y nueve grados… momentos es los que me sentía mejor que con treinta y siete).

Mis síntomas desaparecieron en unos días, y a la semana o así ya daba negativo en los test; los de mi padre permanecieron más tiempo -al fin y al cabo, es fumador, y eso ayuda… a mantener los síntomas-, y tardó una semana más en dar negativo (lo que no quiere decir que antes no lo hubiera dado, pero no le hice el test).

Viene todo lo anterior a cuenta de que, en general, estoy bastante contento con mi sistema inmunitario. De hecho, la única afección crónica que padezco -alergia al polen- la considero como una muestra más del estajanovismo de mis defensas, que trabajan hasta cuando no tienen que hacerlo.

Y precisamente por eso mismo me fastidió contraer la COVID-19. Sí, ya sé, las probabilidades jugaban en mi contra, y mucho mejor pasarla, y además de manera leve, pero lo tomé como una especie de afrenta casi personal, como si algo no funcionara como Dios manda en mi cuerpo (además, ya vamos teniendo una edad).

Por eso, cuando una amiga me preguntó que cómo me encontraba, le respondí que cabreado: con los chinos, con el virus… y conmigo mismo.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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