La industria audiovisual estadounidense siempre ha ejercido una labor de propaganda, intentando colar sus valores, sus productos, su cultura… una especie de invasión sin violencia.
Sin embargo, de un tiempo a esta
parte la llamada cultura woke (la que podríamos llamar de lo políticamente
correcto) se ha adueñado de las ondas, o al menos de las de mayor difusión,
y de Disney a Netflix están intentando hacernos comulgar con auténticas ruedas
de molino.
Ya no es sólo que, casi por
decreto, en cada serie, película, historieta o lo que sea tenga que aparecer un
personaje homosexual, transexual, bisexual o polisexual. Es que, además, están
llegando a extremos ridículos: en una serie de dibujos animados uno de los
personajes, un bisonte, se define como no binario.
A ese bisonte, al fin y al cabo una vaca, lo que le pasa es que está como una cabra.
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