Como en el caso de los secesionistas catalanes, los de la mano y el capullo son especialistas en achacar a los demás errores o problemas de los que ellos serían la causa, principal, cuando no la única. Eso, unido a su típica doble vara de medir, a su incoherencia y a su inepcia, les hace especialmente detestables a personas que, como un servidor, valoran la coherencia como un rasgo importante.
El gobierno regional andaluz
acaba de anunciar una iniciativa legislativa relativa a los acuíferos del parque
nacional de Doñana, iniciativa que según el desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer pretende legalizar regadíos en el parque con
aguas subterráneas.
Poco les importa que ni la norma
legalice regadíos, ni se proponga utilizar aguas subterráneas, ni el territorio
afectado se encuentre dentro de los límites del parque nacional. Ellos van a lo
suyo, olvidando que gobernaron al Sur de Despeñaperros como un cortijo (ellos,
que tanto motejan de señoritos a los demás) durante cuatro décadas.
U olvidando que al Norte de
Despeñaperros, en otro parque nacional -en este caso, el de las Tablas de Daimiel,
otro gobierno socialista compró derechos de agua en pozos secos, que no estaban
en uso, y utilizó los metros cúbicos rescatados para legalizar pozos ilegales en el entorno protegido.
U olvidando que alcaldes
socialistas de las localidades próximas al parque nacional -de Moguer a
Rociana, pasando por Bonares- se manifestaron el mes pasado a favor de la norma promovida por PP y Vox.
U olvidando, en fin, que el psicópata de La Moncloa y su caterva de ineptos indocumentados están destruyendo embalses en plena alerta por sequía.
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