Hace apenas una semana saltaba a los titulares la noticia de que Ana García Obregón, a la sazón de sesenta y ocho años (confesados) de edad, había sido madre por gestación subrogada. Luego se ha sabido que la niña no es hija suya, sino nieta, ya que sería hija (biológica) de su fallecido hijo Alejandro.
Todo el giliprogrerío
salió en tromba a atacar la decisión de la bióloga en cuando se conoció la
noticia. Lo hicieron con una saña y un entusiasmo del que no dieron muestras
cuando quienes recurrieron a este método fueron Javier Cámara, Miguel Bosé o,
por poner el caso de una mujer, Anabel Alonso. Todos ellos muy progres y todos
ellos muy homosexuales. Con esto no pretendo implicar nada, me limito a señalar
la casualidad de la coincidencia.
Gililith Verstrynge, que nunca pierde ocasión de no mantener la boca cerrada, opinó que la clave es que exista en España la incongruencia de que esté prohibido pero se pueda hacer en otro país. En un ejercicio de ombliguismo y soberbia ideológica, no ve incongruente el que se pueda hacer en otro país pero esté prohibido en España.
Mientras, en declaraciones a los
medios desde el Congreso, la ninistra de Lomismitodá, la marquesa de Villa
Tinaja, pidió no olvidar a las mujeres que están detrás, porque
según ella hay un sesgo de discriminación por pobreza claro. También
pidió no olvidar que es una práctica que no es legal en España, que está
reconocida en nuestro país como una forma de violencia contra las mujeres.
Para estos neocom, todo aquello
que no les gusta es violencia, aunque sea voluntario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario