En un plano puramente teórico, ideal, todos somos muy tolerantes, muy solidarios, muy generosos. Lo malo es cuando hay que descender a la realidad y pechar con sus consecuencias.
Tomemos el caso de la ocupación. La
izquierda, en general, es permisiva con la misma, cuando no la alienta
directamente, tanto más cuanto más a la izquierda está el teórico. Pero cuando
te ocupan tu casa, la cosa es distinta. Lo peor es que el ocupado, que dice ser
de izquierdas y que lo seguirá siendo toda su vida, recurre a mantras liberales,
como el derecho a la propiedad privada o el respeto a la Constitución.
Eso sí, acierta al culpar al Chepas
y a la bruja Piruja de su situación. Pero es porque él, y gente como él, les
han votado y siguen haciéndolo.
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