Los giliprogres son hipócritas hasta decir basta.
Defienden la enseñanza público,
pero llevan a sus hijos a la privada. Defienden la sanidad pública, pero cuando
enferman van a la privada. Defienden el ecologismo, pero utilizan vehículos
contaminantes a las primeras de cambio. Defienden la austeridad, pero derrochan
a manos llenas.
Y emprenden una campaña contras las grandes empresas auditoras para evaluar el cumplimiento del sistema de control horario aprobado por el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, mientras recurren a una de dichas empresas para intentararreglar el caos del servicio de empleo público estatal.
Panda de sinvergüenzas sin vergüenza...
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