No recuerdo exactamente cómo llegué a saber de este libro. Tampoco me acuerdo exactamente de qué pensé, pero colijo que debió ser algo como eh, es mitología nórdica, y encima escribe Gaiman… no puede ser malo.
La primera sorpresa se produjo
cuando me llegó el libro: era mucho más delgado de lo que esperaba. Y ahora que
lo he leído… pues ni fu ni fa, se deja leer pero no me aporta nada, e incluso
me trae recuerdos de los dos libros de Nigel Frith -Asgard y Jormungand-
que leí hace treinta años y que, si fuera mal pensado, casi diría que Gaiman ha
fusilado.
En cualquier caso, creo que Gaiman es mucho mejor trabajando con sus propias mitologías que con las ajenas.
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