La izquierda gusta de presentarse a sí misma, imbuida de esa superioridad moral que ella misma se ha concedido, como el paradigma de la democracia, como el epítome de la tolerancia, como el receptáculo de todas las libertades.
La realidad es que, en el último
siglo y medio, los totalitarismos más atroces, los regímenes más liberticidas,
las tiranías más asesinas, han sido todas de izquierdas, llámese marxismo,
maoísmo, fascismo o nacionalsocialismo.
Incluso en la llamada
socialdemocracia aparecen, a poco que se escarbe, ribetes autoritarios. Y cuando
en un mitin unos funcionarios de justicia abuchean a un candidato a presidente
de gobierno, éste les echa y les llama intolerantes.
Cuando si hay algún intolerante,
es el psicópata de la Moncloa. Cuando, si hay que echar a alguien, es a él y al
desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario