Cuando saltó la noticia de la destrucción de la presa de Nueva Kajovka (en el río Dniéper) hizo que las dos partes en guerra se acusaran mutuamente de la responsabilidad del hecho.
En latín existe la expresión qui
prodest, es decir, considerar a quién beneficia la comisión de un acto del
que se desconoce el autor: ese máximo beneficiado será, casi con toda
seguridad, el responsable.
Para los ucranianos, la riada ha
supuesto, además de la destrucción de una infraestructura fundamental, la inundación
de un gran territorio y cuantiosos daños materiales.
Para los rusos, en cambio, ha
supuesto la aparición de una barrera natural que impide, o dificulta en gran
medida, el avance de las tropas ucranianas. No quiero señalar, pero parece
bastante claro quién no se ha pegado un tiro en el pie.
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