Existen dos maneras de hacer las cosas, en cualquier disyuntiva en la que un político pueda encontrarse.
Si el político es de izquierdas,
como asume que el dinero público no es de nadie, lo derrocha alegremente. Si es
de derechas, como sabe que el dinero público es de todos, lo administra con
prudencia. Hay excepciones, claro, pero en la derecha: en la izquierda se
pueden contar con los dedos de la mano de un manco.
Así, mientras que el desgobierno
socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer paga a sus proveedores en
un plazo medio de veintinueve días, la comunidad autónoma de Madrid lo hace en menos de veinte.
Así no me extraña que, allá donde
va la presidente madrileña, pidan una Ayuso para su región.
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