La mayor parte de los ismos -salvo, quizá, el cristianismo y el liberalismo- son enemigos de la libertad y meros disfraces o herramientas del más peligroso de todos, el marxismo.
Alguno podrá decirme oye, ¿qué
pasa con el budismo, o el sintoísmo, o el confucionismo?, a lo que yo
replicaría que he dicho la mayor parte y quizá.
El ecologismo, el indigenismo, el
comunismo, el socialismo, el fascismo, el nazismo, son todo ramas o excrecencias
del marxismo. Y cuando los que lo enarbolan son intelectualmente limitados, lo descubren
a las primeras de cambio.
Así ha sucedido con el presidente colombiano, que con escaso tacto lamentó en Alemania la caída del muro de Berlín y dijo que vio fascismo en las calles de Madrid.
Mucho más habría
visto si hubiera ido a Sol a partir del 15 de Mayo de 2.011…
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