Cuando pones a unos sectarios a cargo de la cosa pública, lo esperable es que miren más por sus propios intereses que por los de la sociedad en general.
Si además esos sectarios
pertenecen a lo que se llama antisistema, lo que va a ocurrir es que
perseguirán minar los cimientos de la sociedad para acabar con ello. Pero no
nos engañemos: los antisistema buscan acabar con el sistema, no para que no
haya ninguno, sino para colocar en su lugar otro en el que ellos estén en el
machito. En definitiva, quieren derrocar al califa no para acabar con el califato,
sino para ser ellos califas en lugar del califa.
Así que no es extraño que
protejan a quienes ocupan casas, porque la propiedad privada es una de las
bases de la sociedad occidental. Y tampoco es extraño que, en un mundo globalizado
como el actual, eso se sepa urbi et orbe y que ingleses y chinos se escandalicen de que el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de
padecer lo haga, más que cualquier otro del planeta.
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