Dicen que el dinero es cobarde. Parece que la cobardía se contagia a quienes lo poseen en demasía, o quizá sólo sea a quienes lo tuvieron y lo perdieron. O quizá es que la amenaza de la ruina vuelve a la gente estúpida. Más de lo que ya era antes, quiero decir.
El caldo secesionista en Cataluña
no es achacable sólo a una panda de políticos aprovechados, sin escrúpulos y
egoístas (ya sé que casi toda la clase política española, por no decir la mundial,
cabría dentro de dicha definición, pero nos entendemos). Como todos los
potajes, tiene multitud de ingredientes, y no el menos importante fue el apoyo
que la oligarquía industrial de la región prestó a Polluelo y sus
epígonos.
Como el dinero no tiene ideología,
quizá pensaron que en una Cataluña independiente ganarían más. Pero el
resultado fue el contrario al que esperaban, porque las la declaración de la republiqueta,
el éxodo -por no decir la huida dseaforada- de empresas desde la esquinita al
resto de España fue abrumador (el dinero es cobarde, ya se sabe).
Y ahora, el Círculo de Economía,
que apoyó el proceso, pide al consejo regional de gobierno que vuelvan las empresas, supongo que como las oscuras golondrinas que colgaban sus nidos
de los balcones becquerianos.
Si el desgobierno socialcomunista
que tenemos la desgracia de padecer no ha sido capaz de evitar el cambio de domicilio
social de una sola empresa, van a conseguir éstos que regresen todas las que
marcharon…
No hay comentarios:
Publicar un comentario