La izquierda española tiene tan suelta la lengua como fina la piel. No puedes hacerles ninguna crítica, porque elevan la descalificación ad personam a la categoría de genérica: si criticas a una mujer eres un machista, si criticas a un negro eres un racista, si criticas la nula prosodia de la ninistra de Hacienda te estás riendo de los andaluces, si criticas a un homosexual eres un homófobo, si criticas a alguien con un problema evidente de sobrepeso eres un gordófobo… pero nadie ha llamado campurófobo a los que criticaban, critican y criticarán a Junior.
Pero me estoy desviando. A
principios de mes, la presidente de la delegación sevillana de los de la rosa y
el capullo calificó de nazi judío al coordinador general del Partido
Popular, Elías Bendodo. Tampoco es que se rompiera la cabeza -recordémoslo, es
socialista y la izquierda española no da mucho de sí en el aspecto
intelectual-, puesto que el aludido es de origen sefardí (judío) y de un
partido de derechas (nazi, aunque no me cansaré de repetir que el nacionalsocialismo
es una ideología de izquierdas).
Vuelvo a desviarme. Cuando se le
solicitó que retirara su oxímoron, la provecta sociata se mantuvo en sus trece:
retiró lo de judío, pero insistió en que Bendodo es un nazi. A lo cual, el aludido
contestó con una obviedad: los de la mano y el capullo no tienen nada que
ofrecer, y ya sólo les queda un CIS trucado y el insulto.
A ver si dentro de un mes ya sólo
les queda el insulto… algo que, por otra parte, les acompaña desde sus
orígenes.
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