Dicen que Einstein dijo que, mientras que no estaba convencido del todo de la infinitud del universo, de la estupidez humana no podía decir lo mismo (en realidad dijo hay dos cosas infinitas, el Universo y la estupidez humana, y de lo del Universo no estoy del todo seguro, pero mi perifrástica manera me ha forzado a intentar redactar lo mismo con distintas palabras).
A lo que vamos: entre los
estúpidos, pocos lo son más que los giliprogres, capaces de soltar por
esa boquita que Dios les ha dado (uno es creyente) las tonterías más gordas,
como si no tuvieran nada bajo la bóveda craneana. Y, además, las dicen del modo
más cursi posible.
Es el caso de Cristina Pedorroche,
que a sus perlas políticas (utilizo la palabra con toda la intención
del mundo) ha unido ahora la siguiente: por lo visto, se está preparando para
dar a luz con hipnoparto (sea lo que sea eso) y -aquí viene el repollo verbal
con lazos- no tendrá contracciones, sino olas uterinas.
Pues nada, chata, ya me dirás lo que echas de menos la epidural. Claro,
que como uno es varón de los de toda la vida, qué sabré yo de los
dolores del parto…
No hay comentarios:
Publicar un comentario