Conforme se acercaba la fecha de las elecciones municipales y autonómicas, los escándalos que afectaban a los de la mano y el capullo aumentaban en cantidad y calidad (bueno, o en esta disminuían, no lo sé… lo que quiero decir es que eran de más enjundia). Que si compra de votos, que si secuestros, que si amenazas… y los afectados estaban cada vez más y más arriba en el organigrama de la organización.
Como serían las cosas que uno de
los afectados, nada menos que secretario de organización de la familia
andaluza -las mafias se organizan en familias, ¿no? Pues eso-, es decir, número
tres regional del partido, implicado en el caso del secuestro de una
concejal, dejó el cargo por las acusaciones contra él.
Eso sí, provisionalmente. Con el PP no son tan comprensivos…
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