jueves, 22 de junio de 2023

Que se la pique un pollo

Como futbolista, Gerardo Piqué tenía una cierta calidad: no la pongo en duda, puesto que no considero entender lo bastante de fútbol, pero ser tanto tiempo central del Barcelona y de la selección nacional de España algo debe de indicar.

En cuanto a su inteligencia o ingenio, tampoco se lo discuto. Tiene una mente rápida y una lengua ágil, y ha sabido labrarse un porvenir al margen de la que ha sido su profesión principal hasta hace poco.

Políticamente me da bastante asco. No sólo por presunto secesionista, sino por hipócrita: nunca ha dicho a las claras estar a favor o en contra de los independentistas, sino que todo han sido medias palabras, ironías y demás. En ese sentido, Olegario Presas, o incluso el charnego o el calvo melifluo, me merecen más respeto.

Es en lo personal en lo que no le aguanto. No sólo por todo lo dicho, sino también por ponerle los cuernos a la madre de sus hijos, por su actitud chulesca de no sabes con quién estás hablando cuando le paran por exceso de velocidad, o porque cuando dicen que ha entrado a ciento veinte en un aparcamiento responde, tras negarlo, si hubiera entrado, ¿qué?

Pues que es para darle de bofetadas hasta en el carné de conducir. Especialmente, en el carné de conducir.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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