Además de su nulo respeto a la Ley, si algo ha caracterizado a los de la mano y el capullo desde su formación, hace casi siglo y medio, ha sido un ansia insaciable de alcanzar el poder a cualquier precio y detentarlo tanto tiempo como sea posible por cualquier medio.
Por eso, a nadie debe de extrañar
que, aunque pinten bastos, auguren una investidura de infarto y digan que
ven al psicópata de la Moncloa con posibilidades aunque quede segundo.
Si tiene la más mínima ocasión,
aunque ello suponga pactar con el mismísimo Satanás, que nadie dude que la
aprovechará.
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