En la sociedad actual se produce un cruce entre estupidez profunda y exceso de melindres que produce situaciones, cuando menos, curiosas.
Tomemos el caso del colegio de Badajoz
que anunció un taller de despiece de corzo y jabalí. Hay que aclarar que el despiece
era de la canal de los animales, esto es, el cuerpo entero sin cabeza ni patas,
y tras el sangrado, eviscerado y desollado.
Pues bien, el taller se tuvo que
suspender porque, porque según la asociación de padres y madres (y perritos que
les ladren) de alumnos (es curioso que ahora las siglas sólo incluyan a los
alumnos: debe ser que las alumnas -no digamos ya les alumnes, lis alumnis y lus
alumnus- crecen en los árboles, o algo así) y demás compañeros mártires, no les habían explicado en qué consistía y, además no les parecía una actividad adecuada
en el centro educativo.
Pero cuando hay talleres de
masturbación y demás guarradas, en general cierran la boca y abren los demás
orificios…
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