Hubo una época, no tan lejana, en la que un ex jesuita de culo sedicentemente respingón decía aquello de que unos, los chicos de la gasolina, sacudían el árbol mientras que otros -ellos- recogían las nueces.
Ahora, las cosas han cambiado. Tanto, que los que sacudían el árbol están a punto de subírseles a las barbas a los epígonos del orate con chapela, que ven peligrar su primogenitura en el movimiento secesionista vascongado.
Y como el pánico y las prisas son malos
consejeros, es probable que hayan tomado una mala decisión al proponer como
candidato a la presidencia de la comunidad autónoma, no al que se encuentra en
ejercicio -algunas malas lenguas dicen que ha preferido no repetir ante la
posibilidad de la derrota-, sino a uno al que no conocen ni en el batzoki
a la hora de tomar txikitos.
En fin, ellos sabrán…
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