Sólo los ignorantes, los cándidos o los malvados pueden sostener que en Cataluña (y en Vascongadas), la izquierda nacional en general, y los de la mano y el capullo en particular, son parte de la solución.
En realidad, son parte del
problema. Lo son desde hace mucho tiempo, si es que no lo han sido siempre, y
más en el Mediterráneo que en el Cantábrico. De hecho, el sedicente estatuto
sedicioso se negoció cuando presidía el consejo regional de gobierno un socialista,
y bajo otro se encabezó una manifestación contra la aplicación del ordenamiento
jurídico.
Por eso, que ahora ocurra que el alcalde de Barcelona excluye el español en los carteles y comunicacionesoficiales no es una noticia, es una consecuencia inevitable. Para un socialista catalán, el urdu o el árabe siempre serán prioritarios sobre el único idioma que todos los españoles tienen el deber de conocer y el derecho a utilizar.
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