Cuando la academia española de cinematografía -o como se llame: el hecho de escribirla con las iniciales en minúscula creo que deja bastante claro lo poco que me importa y lo nada que me interesa- anuncia su candidata a la nominación a mejor película en habla no inglesa para los premios que da su homóloga estadounidense -esa a la que quieren parecerse y no pueden porque, para empezar, allí el cine es un negocio privado, no un pesebre público-, mi única duda es si se estampanará a las primeras de cambio o logrará pasar una ronda (suele ser lo primero).
Del mismo modo, cada vez que el
desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer presenta una
candidatura para algún puesto internacional, la única duda es cuándo fracasará la
iniciativa española.
Es lo que ocurre con la candidatura
de Nadie Peludiño a la presidencia del Banco Europeo de Inversiones. Dice
el titular que Italia podría complicarle la presidencia a la hija de quien dirigiera Televisión Española, lo que es de
extrañar (nótese la ironía), con lo bien que habla el psicópata de la Moncloa
del gobierno italiano y de los partidos que lo integran.
La complicación no se encuentra al otro lado del mar: la complicación la tiene en la cabecera de la mesa del consejo de ninistros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario