Entre las virtudes del psicópata de la Moncloa, si es que tiene alguna, no se encuentra precisamente el valor. Muy al contrario, es un cobarde, un gallina, un capitán de las sardinas.
A propósito de lo cual, nunca he
entendido el qué pinta en la retahíla el oficial al mando del banco de
cupleidos, salvo por el tema de la rima. Y mirando por internet, tampoco es que
se aclare demasiado la cosa. Vuelto al tema.
Pierre Nodoyuna no soporta que se le lleve la contraria. Cuando
se le echan en cara sus (muchos) desmanes, tensa el masetero de modo que parece
que los dientes le vayan a estallar de la presión. Cuando no tiene más remedio
que acudir a una solemnidad, como los desfiles del día de las Fuerzas Armadas,
llega el último, se va el primero y mientras se esconde detrás de Su Majestad
el Rey don Felipe VI, a quien Dios guarde muchos años.
Y si tiene que interactuar con
gente del común, antes se asegura de que sean téoricamente afines, desde
dirigentes de quinta fila del partido a parientes cercanos de trabajadores de
Moncloa. Todo, con tal de evitar abucheos.
Todo, hasta amenazar con sanciones administrativas a un colegio mayor para evitar que a sus pabellones
auditivos llegue el clamor popular, el sentir de la gente, lo que la
ciudadanía piensa realmente de él. Cómo será la cosa, que desde la
dirección del colegio mayor, atemorizados por el ramalazo autocrático, pidieron
a los estudiantes que mantuvieran cerradas las ventanas, no fuera que la
comitiva presidencial pensara mal…
…y acertaría, como dice el refrán castellano.
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