Como digo con frecuencia, si algo tienen los secesionistas, catalanes o vascos -debe ser lo único que les diferencia de los criptocom, paleocom, neocom y cocuquistas- es que no son nada hipócritas, al contrario: manifiestan bien a las claras sus intenciones.
Y así nos hemos enterado que en
los mensajes internos de los jotaporcatos han expresado una verdad que
no por palmaria resulta menos estremecedora: según ellos, la unilateralidad no se negocia, la unilateralidad es.
O el psicópata de la Moncloa se
cree que los españoles somos idiotas, o el idiota es él, cuando proclama que su
bajada de pantalones ante Cocomocho y sus compinches es, como dijo Neville
Chamberlain a la vuelta de Múnich, la paz para nuestro tiempo.
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