Ya sabemos que el psicópata de la Moncloa, a sus ojos, no miente jamás, ni dice nunca una cosa para a continuación decir la contraria. No, lo que él hace es cambiar de opinión, al modo marxista: su opinión es una pero, si no nos gusta, tiene otra… y otra, y otra, y otra más.
Incluso en alguien como él, la cosa debería tener un límite, pero no. En el debate de investidura dijo que habría que levantar un muro frente a las actitudes reaccionarias y retrógradas del Partido Popular y de Vox.
Apenas dos semanas después, entrevistado (es un
decir) en la televisión gubernamental, afirmó que lo que dijo del muro es una
invención del PP, y que no por repetir muchas veces la misma mentira se
convierte en verdad.
Pues que se aplique lo último, porque ya no le debe creer ni Begoño.
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