A finales de mes toca una entrada, dentro de la serie Reflexiones atemporales, donde hablaré más en extenso del actual ocupante de la cátedra de san Pedro. Hoy me voy a referir a sus declaraciones de hace cosa de cinco semanas, cuando pidió perdón por los pecados cometidos por la Iglesia en la conquista de México.
Vamos a dejar aparte el hecho de
que, si no recuerdo mal, ya san Juan Pablo II pidió perdón en su día por esos mismos
hechos. Los que no me consta que hayan pedido perdón son los propios mexicanos
por la persecución inmisericorde a la que sometieron a la Iglesia Católica y a
sus fieles… y no hace quinientos años, sino escasamente cien. Muestra de enorme
ingratitud, puesto que entre las figuras de la guerra de independencia mexicana
se encuentran el cura Hidalgo y el cura Morelos.
Así, con toda la razón del mundo, Espinosa de los Monteros, tras reivindicar la conquista española -que, desde mi punto de vista, trajo más bien que mal a aquellas tierras-, señaló que no sabía qué hacía el Papa disculpándose en nombre de los demás; e Isabel Díaz Ayuso le recordó a Bergoglio que dentro del legado español en América se encuentra haber llevado el catolicismo al otro lado del charco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario