sábado, 20 de noviembre de 2021

Asquerosos en su inicio, asquerosos hasta su nunca demasiado pronto final

Algunos biempensantes critican la aparente deriva del PSOE hacia posiciones filoterroristas bajo la égida del psicópata de La Moncloa. Parecen olvidar, o fingen no conocer, la historia de ese partido.

Ese partido pactó con separatistas, supremacistas y comunistas cuando, en la infausta e infame segunda república, la derecha ganó las elecciones.

Ese partido montó una revolución, buscó una guerra civil, asesinó al jefe de la oposición, saqueó el Banco de España e instauró un genocidio religioso contra los católicos como no se había visto desde los tiempos de Diocleciano.

Ese partido marchaba en los años setenta tras pancartas en las que se leía gora Euskadi askatuta

Ese partido estaba dispuesto a entrar en el gobierno tras el golpe de Estado de 1.981 si este hubiera triunfado.

Ese partido instauró el terrorismo de Estado y lo ejecutó de forma chapucera, mientras saqueaba los fondos reservados.

Ese partido firmó un pacto por las libertades y contra el terrorismo mientras bajo la mesa trabajaba con los terroristas y contra las libertades.

Ese partido, en fin, se ha aliado con cualquier enemigo de España y de los españoles con tal de mantenerse en el gobierno.

Por eso, que ahora el bobo solemne diga a las víctimas de la banda terrorista de ultraizquierda que pasen de la coexistencia pacífica a la convivencia no debería de extrañarnos.

Que él, Francisco Nadie y el partido de ambos se apropien del (falso) final de la banda terrorista sin dar reconocimiento a jueces o policías -que, junto a militares y, en general, cualquiera que a los del hacha y la serpiente se les antojara, eran quienes de verdad arriesgaban su vida- no debería sorprendernos.

Que ese partido promueva una declaración sobre el (inexistente) fin de la banda terrorista de ultraizquierda, y que la retire ante su previsible fracaso, pero acusando a los demás (dime qué me achacas y te diré de qué adoleces) de querer instrumentalizar el tema, no debería causarnos extrañeza.

¿Darnos asco? Desde luego que sí. ¿Resultar inesperado? Desde luego que no.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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