Una de mis máximas en la vida, tanto en lo particular como en lo profesional, es que en informática no hay imposibles. Si le dedicas el tiempo suficiente, y aplicas potencia bastante de cálculo -en definitiva, si le echas medios, es decir, dinero-, acabas por conseguir casi lo que sea.
En ciencia ocurre algo parecido,
aunque cabe admitir que hay imposibles, desde la máquina de movimiento perpetuo
al viaje en el tiempo (al menos, al pasado). Pero si uno le pone las suficientes
ganas y los suficientes medios, pueden conseguirse lo que, en el lenguaje
vulgar, se consideran milagros.
Por ejemplo, el hecho de que,
apenas un par de años después de la explosión de la pandemia de la Covid-19, ya
tenemos una pastilla que reduciría en un ochenta y nueve por ciento el riesgo de muerte y hospitalización.
De esto, y de mucho más…
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