Cuando leí el titular de la noticia de que personalidades del constitucionalismo en Cataluña proponen una alianza de partidos para acabar con el separatismo, mi pensamiento fue que era una iniciativa loable y bienintencionada, pero inevitablemente abocada al fracaso.
Eso sí, cuando leí el artículo y
vi que, además de impulsar un manifiesto que plantea un único proyecto
para derrotar al nacionalismo y al populismo, en ese proyecto no incluían a la
franquicia regional de los de la mano y el capullo, concebí ciertas esperanzas.
Al menos, son realistas y ven que PSOE es parte del problema, no de la solución.
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