Como procrastinador de pro, sé reconocer a otro cuando lo veo. Y si el procrastinador es un órgano colegiado, con más facilidad todavía.
Si algo ha hecho, en relación con
la pandemia de la Covid-19, el desgobierno socialcomunista que tenemos la
desgracia de padecer, ha sido no hacer hoy lo que podía dejar para mañana. Y ahora,
casi dos años después del estallido y más de cien mil muertos después, seguimos
en las mismas.
Porque ante la amenaza de la siguiente
ola -renuncio a ponerle número porque, al igual que con la Guerra del Golfo (no
hubo dos, sino una con un armisticio de diez años), la cosa es un todo continuado-,
el consejo de ninistros, por boca de la titular de Mortandad (es decir, estaninistra),
ha decidido (es un decir) aplazar de momento las restricciones, proponiendo
(nunca ordenando, no vaya a ser que la cosa les salga rana; si se les deja a los
demás la tesitura de decidir, siempre podrá echarle las culpas a ellos si
falla, y atribuirse el mérito si sale bien) la tercera dosis para mayores de
sesenta años.
Por ello, y por mucho más…
No hay comentarios:
Publicar un comentario