martes, 25 de octubre de 2022

Покойся с миром

Hace ahora dos meses que fallecía Mijaíl Serguéyevich Gorbachov, el último jefe de Estado de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Como en el caso de tantas otras figuras -de Kennedy a Mandela, de Arafat a Allende-, hace ya tiempo que fue elevado a la categoría de santo laico de la progresía internacional.

Aunque con más méritos que el chileno o el palestino -cosa bastante fácil, por otra parte- y menos que el sudafricano, hay que tener en cuenta una serie de circunstancias. Es decir, conviene mantener la objetividad, no perder de vista los hechos.

Gorbachov no era un socialdemócrata, ni siquiera un socialista á la occidental: era un comunista, y soviético, además. No pretendía terminar con la URSS, sino hacer los cambios necesarios para mantenerla. Pero es que los comunistas son incapaces de hacer nada bien.

Al menos hay que reconocerle clarividencia -en el sentido de ver las cosas claras, no de prever el futuro-, y en dos ocasiones además: supo ver que algo iba mal en la Unión Soviética (que ese algo fuera mal desde sus mismos inicios es otro asunto), y supo apartarse (en lugar de enrocarse en el poder fútilmente) cuando vio que no tenía nada que hacer.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

 

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