Los socialistas españoles nunca han sido gran cosa, intelectualmente hablando. Sin embargo, algunos de los ministros de los primeros gabinetes de Felipe González tenían un pase, pero sólo porque se habían formado durante el franquismo, etapa en la que la educación (formación académica, quiero decir; también la urbanidad, pero eso es otra historia) tenía una cierta importancia.
Cuando ha ido pasando el
tiempo, y han accedido a las primeras filas personas formadas bajo las leyes educativas
excretadas por los de la mano y el capullo, el nivel ha ido bajando, y la
torpeza manifiesta ha ido en aumento. Resumiendo: que siguen haciendo las cosas
igual de mal pero que, como son más inútiles, les pillan antes.
Hace apenas un mes, el
Tribunal de Cuentas europeo tumbaba la reforma de las pensiones que había
patrocinado el ninistro Escrivá, alertando de que el proyecto elevaría el gasto y exigiría recortes o subidas de impuestos en el futuro.
Y esto lo escribo poco después de haber oído en la radio que más del cuarenta por ciento del gasto del proyecto de presupuestos generales del Estado para el año que viene va destinado al pago de las pensiones. Si lo entendí bien, llego a la conclusión de que esto no hay economía que lo aguante.
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