No es que la izquierda española se haya caracterizado tradicionalmente por el respeto y la observancia del la legalidad, ni por el mantenimiento de la separación de poderes (del Montesquieu ha muerto de Alfonso Guerra al ¿pero a estos jueces nadie les dice lo que tienen que hacer? de Felipe González).
Todo lo contrario. Para ellos,
la legalidad sólo es un medio para alcanzar sus objetivos -Paulino Iglesias
dixit-, y si lo les sirve, lo echan a un lado y utilizan otro. Y su objetivo es
uno, sólo uno y nada más que uno: alcanzar el poder y detentarlo.
Por ello, a nadie debe extrañar
que el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer defiende que los jueces den la custodia a las madres secuestradoras y pide a los hombres que se rindan.
Como dicen los dos últimos versos del soneto que se recita en el homenaje a los caídos por España (y que me perdonen aquellos que dieron su vida por la Patria), no quieren andar otro camino, no saben vivir de otra manera.
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