Según el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, y singularmente según la ninistra del ramo (la de combatamos el calentamiento a base de calentones; aclaro que lo digo yo, no ella… por si acaso), la llamada excepción ibérica en materia energética iba a impedir que las tarifas de luz y gas se dispararan.
Como los hechos son
testarudos, han demostrado la falacia de las proclamas gubernamentales. El Congreso
de los Diputados, la sede de la soberanía nacional, ha tenido que triplicar supresupuesto para pagar la factura de la luz.
Pues menos mal que los precios se iban a topar. Han topado, sí… pero con la realidad.
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