Como menciono en la primera entrada del día, el psicópata de La Moncloa sabe que está prometiendo la luna (varias veces), y sabe igualmente que no podrá conseguirla. Sabe también, o al menos teme, aunque no lo reconocerá ni puerto, que su tiempo de disfrutar de las gabelas del cargo se está terminando.
Y por ello, como uno se
acostumbra a lo bueno, se está trabajando un retiro dorado para cuando los
españoles, esperemos que más pronto que tarde, le peguemos la patada. Algunos dicen
que ese retiro sería el de secretario general de la Organización del Tratado
del Atlántico Norte, y que por eso agasaja a la organización, intentando que lofichen, mientras lanzaba un plan para aumentar el papel de España pese a la oposición
neocom.
¿En serio cree este hombre que alguien, ahí fuera, le va a dar un puesto que suponga la más mínima responsabilidad?
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