Que la panda de psicópatas que integran o han integrado el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer carecen de la más mínima empatía y del más mínimo asomo de escrúpulo era algo que resultaba evidente.
Lo que no resultaba tan
claro era el grado de desvergüenza de esa panda de miserables. Pero con la
publicación por parte del filósofo perico -con prólogo, además, del portacoz
científico en la materia del consejo de ninistros- de su relato sobre
lo sucedido (tan estúpido es que viene a reconocer que prevaricó), ya nadie
podrá negarlo.
Por ello, y por mucho más…
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