A finales de Agosto y principios de Septiembre mantuve -o, por mejor decir, participé en- sendas conversaciones en las que la voz cantante la llevaban (una distinta en cada una) dos mujeres de mi familia.
En la primera de ellas, me preguntaban mi opinión sobre el presidente del PP, Alberto Núñez-Feijóo (resumiendo, le consideraba la opción menos mala). En la segunda charla, la vehemente oradora venía a decir que tanto dan el PP que el PSOE, porque al final llevan a cabo las mismas políticas.
En ese extremo estoy de acuerdo. Ya sea por maricomplejinismo, ya sea porque todos obedecen a ese poder oculto que pretende imponernos las políticas de la llamada agenda 2.030, el hecho es que actualmente cuesta diferenciar a un socialista (clásico, no la versión criptocom que tenemos en España) de un centroderechista.
Pero hay una cosa que sí les diferencia: la derecha, al menos, gestiona la economía como Dios manda. Más o menos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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