Cuando un marxista -y los socialistas lo son, aunque proclamen no serlo- dice algo, uno puede estar seguro de que va a suceder lo contrario, casi siempre por culpa suya.
Lenin prometió todo el
poder para los soviets, y el poder se lo quedó él. Stalin firmó un pacto de no
agresión con el Tercer Reich, y acabaron a bofetadas. Mao proclamó el gran
salto adelante, y China dio varios pasos atrás. Felipe González prometió OTAN
de entrada, no, y allí seguimos, además de que uno de sus ministros acabó
como secretario general de la alianza atlántica. zETAp prometió el pleno empleo
en su segunda legislatura, y el paro subió a niveles nunca vistos. El Chepas
prometió trabajar por la gente, y no da un palo al agua si puede
evitarlo, mucho menos por cualquiera que no sea él. Sin vocales dijo que
no pactaría ni con neocom, ni con terroristas, ni con separatistas, y
ahí está la coalición Frankenstein que sostiene al desgobierno socialcomunista
que tenemos la desgracia de padecer.
Por eso, cuando el psicópata
de La Moncloa anunció en la cámara alta del Parlamento de España que descartaba cortes en el suministro de la luz o de la energía, que según él jalean la
derecha y los medios, y diciendo que los ciudadanos podían estar
tranquilos, entonces…
…entonces fue cuando me preocupé de verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario