La izquierda española en general, y los de la mano y el capullo en particular, es muy dada a magnificar en los demás -esto es, en la derecha- aquello que entre sus propias filas medra sin tasa ni coto.
Sin embargo, pocas veces se había
visto tal grado de desfachatez -o de huida hacia adelante provocada por la desesperación-
como hace un par de semanas, cuando pidió un estudio de la adicción al sexo en España…
en pleno escándalo del tito Berni, uno de cuyos elementos definitorios
era, precisamente, la visita a casa de lenocinio.
Donde, por si alguien no lo
sabía, lo que tiende a practicarse es, precisamente, sexo.
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