La doble vara de medir que emplea la izmierda española es hasta comprensible, por humana. Lo que no es admisible es el nivel nauseabundo que llegan en ocasiones a alcanzar.
Hace cosa de un mes, el alcalde (socialista) de El Escorial intento suicidarse. El cabeza de lista (llamarlo candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid sería rebasar los límites del optimismo para entrar en el ámbito del delirio… crucemos los dedos) de los de la mano y el capullo emitió en Twitter una serie de mensajes en los que insinuaba -estos aguerridos demócratas tiran la piedra pero esconden la mano- que el primer edil de la localidad serrana había intentado quitarse la vida por culpa de las críticas políticas.
No fuisteis tan comprensivos con Rita Barberá, hijos de mil padres.
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