Hace un par de meses comentaba la repercusión posible que la espantada de España -por obra y desgracia del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia (valga la rebuznancia) de padecer- del Tratado de la Energía podía suponer para los intereses españoles.
Ahora toca comentar el hecho de
que los principales fondos de inversión internacionales desconfían de España
por los impagos a las renovables, y por la inseguridad jurídica que genera el
ejecutivo socialcomunista.
Y es que el dinero es cobarde, y huye de la autocracia marxista como de la peste.
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