Como no me canso ni me cansaré de repetir, la izquierda española sólo tiene un objetivo: alcanzar el poder y, una vez obtenido, detentarlo tanto tiempo como sea posible. A ello supeditan todo lo demás.
Por eso, cuando tras el escándalo
de los trenes de cercanías de Asturias y Cantabria, que no cabían por los
túneles, el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer depuró
responsabilidades, no lo hizo porque pensara que había cometido un error. Lo hizo
porque detectó una caída de votos en ambas regiones de cara a las próximas
elecciones regionales.
Que si en vez de tres meses quedaran tres años, ni depuración ni gaitas.
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