lunes, 20 de marzo de 2023

Investigando a sus padres, quizá

La izquierda española -no sé si en otros países pasa lo mismo- siempre se ha presentado a sí misma -la autoconcedida superioridad moral, ya se sabe- como la cima de la decencia, la honradez, la honestidad y la pureza. Incluso han llegado a decir, cámaras de televisión mediante, que alguien de izquierdas es genéticamente incapaz de cometer un delito.

Naturalmente, esto es falso. De hecho, a ojos de alguien de derechas, parece que en los políticos de izquierdas se concentran la indecencia, la deshonra, la deshonestidad y la impureza.

Ejemplo de todo lo que digo es el llamado caso Mediador, en el que la figura señera es un político canario, de los de la mano y el capullo, conocido como tito Berni. Y como el susodicho ha estado en el tejemaneje de comisiones y lenocinios desde hace la torta de tiempo, hay implicadas fundaciones del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, fundaciones que tienen en su patronato a ministros en ejercicio.

Y como de casta le viene al galgo, mientras tito Berni atacaba a Isabel Díaz-Ayuso por mantener abierta la hostelería durante la pandemia, se iba a restaurantes y acudía a clubes de alterne, en los que su sobrino (al que dejó un puesto en la administración regional, en el más puro ejercicio de caciquismo de la peor ralea) dejaba a pagar deudas de hasta quinientos euros.

Que esto es algo que ha hecho pupa se ve en la reacción de los portavoces del partido cuando son consultados sobre la materia. Francisco Nadie, que nunca ha sido precisamente un prodigio de elocuencia ni de sutileza, fue preguntado sobre la identidad de los implicados, y contestó con un qué más dará. Pues da bastante, señor López, porque esa gente representa a todos los españoles -por desgracia-, y el dinero que se gastan es el nuestro, porque nuestro es el dinero público.

Y mientras, las feministas tachan de vergüenza el silencio de la marquesa de Villa Tinaja sobre el tema y exigen la dimisión de la titular del ninisterio de Lomismodá. Claro, que para dimitir tendría que tener vergüenza, que es algo de lo que carece. Ella, y toda su patulea.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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