Hace mucho tiempo que Radio Televisión Española dejó de ser, si es que alguna vez lo fue, un servicio público. Se ha convertido en una máquina de propaganda del poder político de turno, en general, y de la izquierda, en particular.
También se ha convertido en un
modo de premiar a los estómagos agradecidos, o a los tontos útiles. Al fin y al
cabo, tiran de los fondos públicos, que es como decir del bolsillo de todos los
españoles. Por eso, darle un programa a Julia Hortera, la charnega acomplejada
y filoseparatista, pagando una millonada al grupo Prisa, les parece bien, aunque
ello hunda la audiencia (y no es que estuviera muy boyante, la verdad).
Del mismo modo, gastarse tres
millones y medio en otro programa, con tan mal estreno que fue cancelado tras su primera emisión, tampoco se les da un ardite. Al fin y al cabo, tiran con
pólvora de todos nosotros.
Así, mientras se lo consintamos.
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