Entre los rasgos de carácter que adornan la personalidad del psicópata de La Moncloa no figura precisamente la valentía.
Vale que cualquier político, no
digamos ya si es español y de izquierdas, adolece de falta galopante de coraje.
Los éxitos siempre serán mérito suyo, pero los fracasos y los errores siempre
tendrán como responsable a algún otro… aunque ese otro lo haya elegido él.
En el caso de la malhadada Ley
de Garantía Integral de Libertad Sexual -aunque, vistos sus resultados,
casi debería llamarse Ley de Garantía Integral de Libertad de los delincuentes Sexuales-,
también conocida como ley del sólo sí es si, o Ley Montero,
aunque debería llamarse, al menos, Ley Montero-Sánchez.
Porque fue el primer ninistro
del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer el que patrocinó
la norma, y el que alardeó de ella como una de las más avanzadas del mundo en
su ámbito, tanto que no tardaría en ser imitada por otros ordenamientos.
Pero, ante la avalancha imparable
de reducciones de condenas y excarcelaciones de violadores y pederastas, Sanchinflas
se apresuró a hacerse a un lado y dejó a la notaria mayor del Reino como pararrayos. Tan sorbido tendrá la ninistra de Injusticia el seso que se
hizo completamente responsable de las consecuencias.
Algo que no tiene lógica, ya que durante su elaboración no era miembro del gabinete…
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