Esta reflexión deriva del asesinato que un musulmán perpetró en Algeciras, del que no he hablado hasta ahora, y que parece haber caído bastante en el olvido.
Tengo que reconocer que no sé
demasiado del Islam. Podríamos decir que lo poco que sé, lo sé de oídas… pero también
que no he oído demasiadas cosas buenas.
A menudo se califica la religión predicada
por Mahoma como religión de paz. Sin embargo, no hay integristas budistas, ni integristas
cristianos violentos, y los judíos matan a los palestinos, más que por razones
religiosas, por razones políticas. Sin embargo, sí que hay integristas musulmanes.
Así que hay algo en el Islam, esa religión intolerante (no hay iglesias en
Arabia Saudita, por ejemplo) que favorece el exaltamiento entre sus fieles.
En cuanto al criminal de Algeciras, caben dos opciones: o sabía lo que hacía (es decir, que estaba en sus cabales) en cuyo caso no hay discusión y actuó movido por moticaciones religiosas, o no… en cuyo caso, la religión le volvió loco, o bien se volvió hacia la religión en su locura.
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